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Me demandas tregua: mírame a los ojos y dime qué ves, dime; qué estás leyendo en mi mirada.
Dime...
¿Qué te paraliza más?, el que sea hechicera o guerrera.
No me temas si quieres seguir amando todo cuanto soy. El miedo soterra al amor y ata con grilletes, pero el amor verdadero jamás será destruido ni con las guerras provocadas por los más bárbaros. Si soy bizarra es a través del comunicado de la naturaleza.
Mis hechizos proceden de la tierra, revuelven el estómago si no estás conectado con ella. Entiendo el lenguaje del agua, del aire, el fuego, el de los elementales. Mis guerras son para quienes provocan en mí un estado por socavar la ignominia; si fenece gente, habrá sido por bravío de sus propias armas y el llamado de la partida. Yo, observo; escucho el volcán de las montañas, y vivo en el tiempo del momento.
No te comprometas, nos seguiremos mutuamente. Quiero firmeza en la espada que empuña tu corazón.
Ahora dime; ¿me amas como para acompañarme en el camino?
Voy lenta, pero tengo prisa; no permito la impaciencia tampoco las dudas. El tiempo también muere en el suspiro de la incertidumbre, y mi último suspiro puede estar camuflado dentro del siguiente paso.
©Mila Gomez